El Atlético mete la quinta en Getafe (0-3)

Dice el refrán en el argot taurino que “No hay quinto malo”. Si lo traspasamos al fútbol, el Atlético hizo que la quinta jornada de la segunda vuelta acabara siendo un paseo por el sur de Madrid. Ya son cinco victorias consecutivas, igualando la racha de Luis Aragonés y Gregorio Manzano y que lleva al equipo de José Murcia a colocarse a cuatro puntos de la UEFA. Tras un primer tiempo aseadito, en el que las fuerzas igualadas se rompieron por el golazo de Luccin, en la segunda mitad sólo hubo un equipo, el rojiblanco, que fue a más y no se conformó ni con el 0-3. El estado del terreno de juego, blanco por la granizada que se produjo tres horas antes del inicio del partido marcó el desarrollo del partido. Parecía que se estaba jugando el partido en el norte de Europa y resulta que la ciudad está al sur de Madrid. Pero a los jugadores les costó unos minutos adaptarse al terreno, porque tras un disparo de Petrov a los cinco minutos que detuvo Calatayud, se sucedieron las aproximaciones a uno y otro bando. Kezman no llegó por poco a un balón de Torres en el área pequeña en el minuto 13, y Torres tuvo en el 17 el gol tras una presión de Ibagaza que obligó a un mal despeje de Aníbal. Fue un aviso para los locales, porque otro mal despeje significó el primer gol del partido tras un tremendo zapatazo de Luccin desde fuera del área. Antes, el Getafe tuvo sus opciones con un paradón de Leo Franco a remate de Güiza y cuyo posterior disparo del jerezano se marchó alto. Pernía, en un golpe franco, puso el peligro con un balón que se perdió por encima del travesaño. El partido se había puesto como quería el Atlético. Un gol para lanzar sus contragolpes mortales, sobre todo por la derecha, donde el equipo de José Murcia aprovechó una vía por la que tanto Maxi como Velasco se internaban con peligro. Incluso, Fernando Torres realizó una genial jugada por esa banda, recogiendo un balón desde la medular rojiblanca sin que le pudieran parar ni Gavilán primero ni Pernía ni Aníbal después. El pero estuvo en el remate de Kezman, que se le marchó alto en lo que pudo haber sido el 0-2. Pero el equipo de José Murcia no cejó en su empeño de conseguir un segundo tanto que le dejara vivir un segundo tiempo con cierta tranquilidad. Y así llegó el gol de Maxi, que estuvo bien colocado para recibir un rechace de Rivas, quebrar con el control a Pernía y fusilar por alto a Calatayud. Al Getafe no le quedaba otra que ir a por el partido, volcarse hacia el terreno rojiblanco, lo que facilitaría las cosas a un equipo que ha recuperado una de sus señas de identidad, el contragolpe. Así llegó la puntilla, obra de Fernando Torres, que sentenció un partido que significó marcar al 9 rojiblanco a uno de los equipos que le faltaba por marcar, el Getafe.
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